Mi alma tiene prisa... Pedro Salinas

Conté mis años y descubrí que tengo
menos tiempo para vivir de aquí en
adelante, que el que viví hasta ahora.

Me siento como aquel niño que
ganó un paquete de dulces; los
primeros los comió con agrado,
pero, cuando percibió que quedaban
pocos, comenzó a saborearlos
profundamente.

Ya no tengo tiempo para reuniones
interminables donde se discuten
estatutos, normas, procedimientos y
reglamentos internos, sabiendo que
no se va a lograr nada.

Ya no tengo tiempo para soportar a
personas absurdas que, a pesar de
su edad cronológica, no han crecido.

Mi tiempo es escaso como para
discutir títulos. Quiero la esencia, mi
alma tiene prisa... sin muchos dulces
en el paquete...

Quiero vivir al lado de gente humana,
muy humana. Que sepa reír de sus
errores. Que no se envanezca,
con sus triunfos.
Que no se considere
electa antes de la hora. Que no huya
de sus responsabilidades. Que
defienda la dignidad humana. Y que
desee tan sólo andar del lado de la
verdad y la honradez.
Lo esencial es lo que hace que la vida
valga la pena.

Quiero rodearme de gente, que sepa
tocar el corazón de las personas...
Gente a quien los golpes duros de
la vida, le enseñaron a crecer con
toques suaves en el alma.

Sí..., tengo prisa... tengo prisa por
vivir con la intensidad que sólo la
madurez puede dar.
Pretendo no desperdiciar parte
alguna de los dulces que me
quedan... Estoy seguro que serán más
exquisitos que los que hasta ahora
he comido.

Mi meta es llegar al final satisfecho y
en paz con mis seres queridos y con
mi conciencia.
Tenemos dos vidas y la segunda
comienza cuando te das cuenta que
sólo tienes una...

Oh Capitán, Mi Capitán, de Walt Whitman

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Oh Capitán, Mi Capitán!


¡Oh capitán, mi capitán!
Terminó nuestro espantoso viaje,
El navío ha salvado todos los escollos,
Hemos ganado el codiciado premio,
Ya llegamos a puerto, ya oigo las campanas,
Ya el pueblo acude gozoso,
Los ojos siguen la firme quilla del navío resuelto y audaz,
Mas, ¡oh corazón, corazón, corazón!
¡Oh rojas gotas sangrantes!
Mirad, mi capitán en la cubierta
Yace muerto y frío.
¡Oh capitán, mi capitán!
Levántate y escucha las campanas,
Levántate, para ti flamea la bandera,
Para ti suena el clarín,
Para ti los ramilletes y guirnaldas engalanadas,
Para ti la multitud se agolpa en la playa,
A ti llama la gente del pueblo,
A ti vuelven sus rostros anhelantes,
¡Oh capitán, padre querido!
¡Que tu cabeza descanse en mi brazo!
Esto es sólo un sueño: en la cubierta
Yaces muerto y frío.

Mi capitán no responde,
Sus labios están pálidos e inmóviles,
Mi padre no siente mi brazo, no tiene pulso ni voluntad,
El navío ha anclado sano y salvo;
Nuestro viaje, acabado y concluido,
Del horrible viaje el navío victorioso llega con su trofeo,
¡Exultad, oh playas, y sonad, oh campanas!
Mas yo, con pasos fúnebres,
Recorreré la cubierta donde mi capitán
Yace muerto y frío.



WALT WHITMAN

En memoria de mi padre, Rafael Domínguez Lera

Por quién doblan las campanas

¿Quién no echa una mirada al sol cuando atardece?

¿Quién quita sus ojos del cometa cuando estalla?

¿Quién no presta oídos a una campana cuando por algún hecho tañe?

¿Quién puede desoír esa campana cuya música lo traslada fuera de este mundo?

Nadie es una isla completo en sí mismo.

Cada hombre es una pieza del continente, una parte del todo.

Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un 

promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia. 

Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta, porque me encuentro unido a toda la humanidad; 
por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas; 
doblan por ti.

John Donne (1572-1631)

Miyako Odori - Kyoto dances

Miyako Odori ( Kyoto Dances )


‘Miyako’ means capital city, and ‘Odori’ means dance, so ‘Miyako Odori’ translates literally as ‘Capital City Dances’, which makes sense when you consider that Kyoto used to be the capital of Japan, and that ‘Kyoto’ is still written with characters meaning ‘capital city’. In English the dances are often referred to as ‘The Cherry Blossom Dances’, because they take place in April when the cherry blossoms are in bloom, or sometimes just as ‘The Kyoto Dances’.
Despite the name, the dances began in 1872, four years after Tokyo took over as the capital of Japan. That was the first time that Gion Kobu’s nationally-famous geiko performed in public. 
Since the second season in 1873, the dances have been held at the Gion Kobu Kaburenjo Theatre, and they continue to be popular with both Kyoto locals and visitors to the city. There are four hour-long performances each day, at 12:30pm, 2pm, 3:30pm and 4:50pm. This schedule is maintained every day throughout the whole of April – making the dances extremely hard work for the geiko and maiko – especially as they are expected to produce a flawless performance every time.

Dancing

Geisha and maiko on stage, wearing varied kimonos, in front of a backdrop of cherry blossomsThe geiko communities have built up a distinct style of music and dance over many years, and the geiko are required to adhere to the prescribed forms absolutely – there’s very little room for the performers to introduce their own innovations. The highly stylized and tightly choreographed dance moves are slow and graceful, so there’s no chance that speed of movement can hide any mistakes – every move must be (and almost always is) perfect. 
Participating in the dances is considered a great honour, so despite it being punishingly hard work, there is fierce competition amongst the geiko and maiko for the most prominent roles. (Maiko learn early-on in their careers just how demanding their chosen occupation is, so all the girls who make it through training must surely have an abundance of stamina and determination.).

Each performance has about eight scenes, each of which depicts some aspect of Japanese life, especially life in Kyoto and the geiko districts. There is a particular focus on traditional places such as shrines and temples, and on the changes seen in nature throughout the year. The performances aren’t restricted only to dance – the geiko also sing and act out mini-dramas. A huge amount of work goes into producing lavish costumes, and the geiko and maiko are elaborately made-up with white-painted faces and ornate hairstyles. Throughout the performance, around 60 geiko and maiko take to the stage, each wearing exquisite kimono decorated according to the theme of their act. They are accompanied by an orchestra playing traditional Japanese instruments. At the end of the show, all the performers return to the stage for a magnificent finale.

References: